Automasaje para soltar tensiones

Automasaje para soltar tensiones

Artículo de Paula Pokoik para Kiné No. 110

Todos los días el organismo nos da infinitos mensajes a través de diferentes síntomas, signos que pueden ser la oportunidad para hacer algo por nosotros, modificar actitudes y descubrir recursos que nos ayuden a cambiar aquellas cosas que nos dañan.

El auto masaje es una herramienta excelente para aliviar dolores, relajar zonas acorazadas, tomar conciencia de nuestros límites y tensiones. Gracias al contacto, la respiración conciente y las técnicas de masajes podemos ocuparnos de las contracturas que tanta energía nos quitan a diario. También las prácticas posibilitan mejorar la postura corporal.

El automasaje es un recurso accesible, está al alcance de nuestras manos, se necesita muy poco, aprender a aplicar algunas técnicas sencillas en las zonas contraídas y áreas complementarias. Es importante ofrecernos un tiempo conciente y profundo, con un verdadero  permiso para relajarnos. Además es de gran ayuda como apoyo domiciliario a un tratamiento de masajes o alguna otra disciplina corporal brindada por algún profesional.

Como bien sabemos el cuerpo es una unidad y debe ser tratado como tal. En esta oportunidad vamos a describir algunos ejercicios apropiados para aflojar la musculatura de la zona cervical. Con la idea de obtener el mejor resultado posible, tendremos en cuenta un punto de partida preciso, la ubicación del cuerpo en el espacio. Es fundamental la postura al iniciar la tarea para así potenciar el resultado de las maniobras que utilicemos.

Primer paso: decúbito dorsal (boca arriba) se visualiza y se reconoce la columna vertebral, guía que nos permite ubicarnos de forma equilibrada entre los dos hemicuerpos. Es importante no estar inclinado hacia ninguno de los laterales; los hombros, las caderas, los brazos y las piernas dispuestos en forma proporcional. Se busca el contacto con la mayor cantidad de puntos de apoyo posibles con la colchoneta. En cada respiración, al exhalar, el cuerpo se suelta y se hunde más hacia el piso. Luego de unas cuantas respiraciones se comienza a mover la cabeza al ras del suelo de izquierda a derecha y de derecha a izquierda como diciendo que no. Para terminar con el paso se moviliza diciendo que sí. Siempre en forma pausada.




Segundo paso: Debajo del cuello a la altura de la base de cráneo se coloca una pelota inflada con un nivel de aire medio y una medida de alrededor de 20cm de diámetro dejando descansar toda la zona. Es elemental aflojar la boca, la mandíbula y el entrecejo; poder tener el rostro relajado suelta gran parte de las tensiones del cuello. Con el mentón apuntando levemente hacia el pecho se realizan sobre la esfera presiones empujando desde la base de cráneo y sosteniendo mínimo 10 segundos, para que la musculatura del dorso cervical se estire. Luego se deja la cabeza descansando sobre la esfera. Se puede probar girando la cabeza a derecha e izquierda, muy lentamente. Y cambiando la posición de los brazos.


Tercer paso: se continúa con la posición anterior agregando el trabajo manual en los músculos del cuello, cuidando no tensionar los hombros, dejando el cuerpo relajado en los apoyos, se masajea primero suave y en la medida que las contracturas lo permiten, se profundizan los amasados y las presiones. La respiración cumple un papel fundamental de gran ayuda para soltar las corazas y el dolor que estas causan.


Cuarto paso: tomamos con las dos manos la esfera y elongamos el cuello llevando el mentón al pecho en eje con la columna. Repetimos el estiramiento hacia la izquierda y derecha, sosteniendo mínimo 10 segundos.





Otras exploraciones: Se puede repetir la secuencia con todos los pasos en posición fetal trabajando ambos laterales. También ubicarse un rato boca abajo y explorar la musculatura de la nuca. Recordemos para terminar que para tener éxito en el automasaje es necesario crear el clima, poner intensión en cada técnica, respirar en forma lenta y conciente. Registrar que todo el cuerpo esté relajado durante la práctica.

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