Artículo escrito por Paula Pokoik para Revista Kiné 105
Los pies son un puente para
trabajar y estimular el organismo completo de la persona, son una puerta
abierta para el encuentro de lo esencial del ser.
Lejos de la mirada cotidiana, de
los pensamientos habituales, olvidados para muchos…
Los pies se hacen escuchar cuando
un par de zapatos los oprime, los lastima o, después de una larga jornada de
idas y vueltas soportando el peso corporal. Al liberarlos de sus armaduras,
vuelven las sonrisas y el alivio. Por un momento los registramos, les prestamos
atención y en el mejor de los casos hasta los masajeamos…
Los invito a tomar conciencia de
la importancia que tienen los pies. Ellos cumplen un rol fundamental en el
equilibrio del cuerpo, son la base de nuestra estructura, permiten que la parte
superior del cuerpo pueda relacionarse con el piso (tierra), soportan el peso
total, amortiguan e intervienen en la marcha. “Son nuestros cimientos”, “nuestras
raíces”…
Por todos éstos motivos podemos
decir que unos correctos apoyos garantizar una mejor estructuración en el resto
del cuerpo.
Además de la función mecánica y
estructural, en los pies se encuentran más de 7000 terminaciones nerviosas, son
un centro sensorial con una sensibilidad exquisita; a través de ellos se puede
percibir el mundo.
En la antigüedad, 3.000 años A.C.
ya se sabía de la cantidad de beneficios que proporcionaba el trabajo sobre los
pies. La reflexología brindaba bienestar y salud integral al cuerpo. En forma
natural se utilizaban estímulos en las áreas reflejas para ayudar a la
homeostasis (equilibrio) del organismo, y así prevenir y mejorar distintos
tipos de dolencias. Luego con los avances de la ciencia, la industrialización y
todo lo que acompaña a la vida moderna, fueron perdiendo protagonismo, y este
tipo de terapias quedaron relegadas para algunas minorías.
En la actualidad los pies vuelven
a recobrar importancia, distintas disciplinas se ocupan de su cuidado,
comprenden cuán importante son y cuánto participan en la salud integral del
cuerpo.
Hoy la Reflexología Holística
como tantas otras terapias complementarias, recupera fuerza y protagonismo.
Cuanto mayor es la velocidad y las responsabilidades en la vida cotidiana, más aumenta
en nivel de estrés en el organismo y las exigencias diarias. En forma paralela
crece la necesidad de volver a las fuentes. La ley de la compensación, al mismo
tiempo en forma proporcional, hace que el hombre vuelva a buscar a través de
medios naturales y no invasivos, la posibilidad de una vida mejor.
La reflexología es una disciplina
con múltiples alcances. Entre otros podemos decir que ayuda a lograr una
profunda relajación, estimula la circulación sanguínea, linfática y energética,
activa los mecanismos de depuración, reduce el nivel de estrés en el organismo,
colabora para un mejor funcionamiento del sistema inmune.
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Algunos de los signos más comunes
que se encuentran en los pies son: Hiperqueratosis (durezas, callos),
arenillas, cristales, diferentes temperaturas, distintas coloraciones, olor, flexibilidad,
desviaciones en alguna de las articulaciones, vencimiento de cualquiera de los
arcos, entre otros. Cada uno de ellos según en el lugar del pie donde se
encuentre, nos habla también de la zona del cuerpo que refleja.
Volvamos a los pies como base estructural
del cuerpo, en los que si los apoyos no son los adecuados en aquellos lugares
de sobreesfuerzo, las áreas reflejas que allí se representan se verán de alguna
manera afectadas, congestionadas ó bloqueadas. Esto indicaría que los órganos o
partes del cuerpo que están reflejados en determinado lugar del pie, podrían
contar un “probable” desequilibrio en algún aspecto de la persona, sea corporal
o emocional.
Tomemos como ejemplo un pie con
el arco medial vendió (pie plano). El área que éste refleja es la columna
vertebral. Cuando el exceso de sobrecarga se da hacia los bordes externos de
los pies, habla de probables desequilibrios en los hombros y brazos. El juanete
(desviación de la articulación metatarso falángica) nos invita a prestar
atención de cómo se encuentra la columna en la zona dorso-cervical (Límite del
cuello con la espalda). La flexibilidad del pie muestra
la capacidad de adaptación de la persona y de articular sus distintos aspectos.
Los pies son un puente para
llegar al cuerpo completo, al ser, a la esencia de la persona. Son un libro
abierto que nos permite trabajar con el paciente corroborando la hipótesis de
lo observado, y descubriendo con cado uno el mensaje que nos están contando.
Entre otras cosas, los pies expresan el inconciente, traen a la luz historias
olvidadas. Son un vehículo de la memoria.
La capacidad del reflexólogo/a de
relacionar y trabajar en forma terapéutica todos los signos mencionados, los
síntomas expresados por el consultante, más el análisis de la forma estructural
del pie, bajo la óptica de la persona como totalidad; se denomina lectura
de pies. Existen diferentes corrientes y formas de trabajo.
A mi entender la lectura de pies
es un proceso dinámico dentro del tratamiento. Éstas observaciones táctiles y
visuales permiten a los terapeutas profundizar, descubrir, conocer más a cada
persona. Además, brinda la posibilidad de armar las sesiones en forma
personalizada, para un mejor acompañamiento de los síntomas, sus orígenes y lo
que ellos representan.
La Reflexología Holística es uno
de los caminos para reencontrarnos con nuestro “ser”.